Hay personas
que nunca se van. Al menos, mientras sigan existiendo otras personas que las siguen amando.
Es
cierto que su cuerpo no está pero, al irse, los fragmentos de su alma se
fusionaron con la nuestra. Y no es ya
que las recordemos, sino que son parte de nosotros mismos.
Por
eso, su rostro, su sonrisa, su dulzura… permanecen latentes en nuestra imaginación
y, con frecuencia, nos invade alguno de estos destellos que hacen detener el reloj,
que nos bloquea temporalmente y nos obligan a suspirar para seguir adelante.
Hay
personas que necesitan hablar de los que se fueron, otras no podemos… si acaso
escribir unas cuantas líneas, muy de vez en cuando, en feroz lucha contra la congoja.
Pero es que esta noche, como muchas otras, ella se ha colado en mis sueños.
Pero es que esta noche, como muchas otras, ella se ha colado en mis sueños.