domingo, 30 de junio de 2013

Fragmentos

Hay personas que nunca se van. Al menos, mientras sigan existiendo otras  personas que las siguen amando.
Es cierto que su cuerpo no está pero, al irse, los fragmentos de su alma se fusionaron  con la nuestra. Y no es ya que las recordemos, sino que son parte de nosotros mismos.
Por eso, su rostro, su sonrisa, su dulzura… permanecen latentes en nuestra imaginación y, con frecuencia, nos invade alguno de estos destellos que hacen detener el reloj, que nos bloquea temporalmente y nos obligan a suspirar para seguir adelante.
Hay personas que necesitan hablar de los que se fueron, otras no podemos… si acaso escribir unas cuantas líneas, muy de vez en cuando, en feroz lucha contra la congoja.
Pero es que esta noche, como muchas otras, ella se ha colado en mis sueños.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Probablemente nadie se va del todo, me cuesta creer que haya alguna persona a la que nadie haya amado. Pero con un padre o una madre es mucho más que esos fragmentos de su alma fusionados con la nuestra. En realidad, más que ser parte de nosotros mismos, nosotros lo somos de ellos. Esos rasgos, comportamientos y detalles nuestros en los que de repente les reconocemos. Y esa base genética que nos recuerda que continúan y transcienden en nosotros, porque a pesar de todo la vida continua...

MADOLOK dijo...

Comparto cada palabra que dices, las siento de la misma manera por mi madre...no podria decirte más sin que la congoja invadiera mi alma al completo.
Siempre y por siempre con nosotros.

Marisa G. dijo...

Hace poco se fue alguien de la que en casa no dejamos de hablar. Más viva que nunca. Saludos