domingo, 22 de julio de 2012

¿Se publica demasiado?

Un interesante artículo firmado por Toni Iturbe en Qué Leer este mes me ha incitado a escribir esta entrada. Es posible que haya quien piense –yo mismo- que no me hace falta meterme en harina, pero uno es cómo es, y si mis reflexiones pueden servirle a alguien, las doy por bien contadas.
Se publican demasiadas novelas.
Si el dato es correcto, durante el primer semestre del año salieron al mercado español 7.644 títulos, incluido La ciudad de los ojos grises (la ficción para adultos representa aproximadamente el 17% del total de libros publicados en este período; nada menos que 46.640). Dicho de otro modo: cada día laborable se han publicado una media de 63 novelas.
Sí, ya sé que hay quien dice que no sobran libros, sino que faltan lectores. Pero ¿qué quieran que les diga? Mientras llegan estos lectores y se incorporen a la lectura todos y cada uno de los 450 millones de los hispanohablantes repartidos por el mundo, mi opinión es que se publica en exceso. Si no, que se lo pregunten a los libreros, a los que se les ofrecen 1.405 novedades semanales (sin contar digitales). Los pobres, en algunas ocasiones, no pueden ni abrir las cajas con los nuevos libros porque no tienen dónde colocarlos (esto lo explica muy bien una entrada del blog de Librería Cámara). O a los comerciales de las distribuidoras, que tienen que vender todos sus productos por igual. O a los periodistas culturales, bombardeados a diario por los responsables de comunicación de las editoriales que luchan por conseguir un hueco en algún periódico o en algún programa de radio para cualquiera de sus autores.
En esta jungla, prevalece la ley del más fuerte. Los grandes sellos tienen más sitio en las mesas de novedades de las librerías, emplean más dinero en promoción y pueden elegir a qué autores publicar. Y por supuesto que cuenta la calidad de la novela pero, en muchos casos, no más que la capacidad comercial que posea el autor para dar a conocer su propia obra. Ante escritos similares, el editor –a tenor de su criterio de ventas- optará por publicar la novela de un personaje mediático antes que la de un desconocido.
Por todo lo que hemos explicado, la venta inicial es fundamental para que la novela vaya aguantando en las librerías. Y, al menos en el arranque, vende más el libro de un concursante de Gran Hermano o el de un showman televisivo que la novela de Pepe Pérez, por muy buena que esta sea.
Obvia y lícitamente, las editoriales se valen de sus propios autores de éxito para promocionar las obras de las escasas apuestas que hacen de autores noveles. ¿Es solo una casualidad que las dos novelas de autoras españolas que aparecen entre las diez más vendidas en Nielsen tengan un fajín con una frase de recomendación de las dos escritoras más vendidas de este país? Por cierto, Nielsen es la única lista de ventas fiable a nivel nacional en lo que se refiere a ranking. Por eso, no estaría mal que los periódicos dejaran de publicar cada uno la suya o, al menos, se guiaran por criterios objetivos.
En este maremagno, ¿cómo dar con la novela que nos apetecería leer? Podríamos decir que siempre nos queda la crítica literaria. Craso error. La crítica, como tal, ha desaparecido. En cierto modo, es lógico. Porque los medios culturales se encuentran en la UVI, mantenidos principalmente por la escasa publicidad que pagan las editoriales, las cuales no van a permitir que se hable mal de ninguna de sus novelas.
Resulta curioso comprobar que la mayoría de las reseñas en medios y en blogs son muy benévolas. Tampoco lo censuro. Quien más, quien menos, sabe el enorme esfuerzo que supone para cualquier autor escribir una novela y luego, encima, publicarla. Además, en muchos casos, son las editoriales –cuando no los propios autores, los que hacemos llegar los libros a periódicos y blogs literarios.
A mi juicio, este es el panorama actual. Y estas son las reglas del juego. Parece que no sean del todo justas, pero son las que hay mientras no cambien. Quizás no está mal que las conozcan los escritores que aspiran a su primera publicación. La inmensa mayoría de los novelistas que consiguen publicar no ven un céntimo de sus ventas. Para un editor normal, vender 2.000 ejemplares de una novela es todo un éxito (aunque parezca mentira, esta cifra está al alcance de muy pocos escritores). Si el autor percibe entre el 8 y el 10% de las ventas, menos impuestos, hagan cuentas. Con suerte: tres o cuatro mil euros por un año o más de trabajo.
Pero, insisto: son las reglas del juego que hay que conocer antes de jugar para no llevarse a engaño. Una vez que se sabe a lo que estamos jugando, invito a todos aquellos autores noveles que lo hagan. Hay veces que también se gana… como en la lotería.

2 comentarios:

Lola Montalvo dijo...

Estoy de acuerdo contigo... se publica mucho MALO y leo reseñas que parecen los mundos de YUPI: idealizadas y peloteras. Yo, en corto, doy siempre mi opinión sincera sobre lo que leo y desaconsejo a quien me pide mi opinión sincera sobre un libro o novela. Ah, tus novelas las recomiendo siempre, de forma sincera...! :D
Besos miles

Félix G. Modroño dijo...

Gracias, Lola. Yo también creo que habría que ser más riguroso con las publicaciones.
Un afectuoso saludo.