Hoy es uno de esos días en que echo de menos Bilbao. Quizás sea que llueve en Sevilla. Quizás sea que he visto un reportaje en la tele sobre la ría. Quizás sea que no puedo estar en el pase de ese documental sobre arquitectura en el Arriaga. Quizás sea que me apetece una palmera de coco. Quizás sea que me hago mayor. Quizás sea que me gustaría tomar unos marianitos y unas rabas con mis amigos por Plaza Nueva o por Ledesma. Quizás sea que, simplemente, soy de allí.Es muy posible también que la novela me esté desgastando. Son ya demasiados fines de semana imbuido en una ciudad, en mi ciudad, sin estar en ella. Por fortuna, veo cercano el final de la historia y así descansaré. Inevitablemente, una de las preguntas que me harán será la de cuánto tiempo me ha llevado escribirla. La respuesta será sencilla: dos años y toda la vida.
3 comentarios:
Esta entrada me parece muy bonita, Félix. Entiendo tu añoranza y la reconozco en mí. Yo echo de menos, a veces, Madrid y mi barrio. De hecho en todas mis novelas, excepto en la histórica, por razones obvias, hago referencia a mi barrio de Vallecas.
Muy bonita tu entrada, llena de nostalgia y llena de sabiduría. Estoy deseando ver tu nueva novela.
Besos miles
Quizás sea sólo (¿con tilde?) el momento. Un sábado lluvioso en Sevilla puede hacer que el Guadalquivir parezca la Ría y eso, a los de Bilbao, os llega. Eso sí, si todo esto sirve para que la nueva novela vaya viendo la luz al final del túnel, muchos nos vamos a alegrar (aunque no estuviera en ella mi admirado doctor Zúñiga). Expectantes.
Cordialmente,
Félix
Gracias, Lola:
no debemos olvidar de dónde venimos para saber a dónde vamos. Saludos.
Al final, Félix, parece que se salva la tilde del sólo. Y lo de la luz al final del túnel, nunca mejor dicho: de un túnel lleno de claroscuros. Un abrazo.
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