Me acabo de enterar de que Sevilla perdió el pasado viernes un pedacito de su alma. Así que, a partir de ahora, será un poco más complicado que nos quiten los pesares.
Tuve la suerte de conocerle, de charlar unas cuantas veces con él en su taberna Quitapesares, de que me acompañara al convento de los Terceros para ver los preparativos de los pasos de la Hermandad de la Cena, de que se leyera La sangre de los crucificados y de que me dejara fotografiarle en plena saeta.
Me gusta esta foto porque creo que conseguí plasmar en ella algo de la fuerza y del sentimiento de su intérprete.
Sevilla le echará de menos... y yo también.
Descanse en paz Pepe Pérez Blanco Peregil, tabernero, cantaor y buena gente.
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