Para mí Bilbao es el trinar de
los pájaros en los Jardines de Albia, un bollo de mantequilla devorado en plena
calle, un beso robado en un fosterito, unos marianitos en Plaza Nueva, una partida
de mus en una taberna, unos fuegos artificiales sobre la ría, las casetas de
libros en el Arenal, unos zuritos en Ledesma, las tonalidades del Guggenheim, un
gol del Athletic en San Mamés, un pintxo moruno en el Iruña, las calzadas de
Mallona, un café cómplice, sus reflejos al anochecer, el señorío intemporal del
teatro Arriaga, un jersey a los hombros, un suspiro sobre un puente, la alegría
de una cuadrilla, el legado de Unamuno, la elegancia de la
Gran Vía , el verdor de los montes que la
rodean… pero sobre todo, para mí Bilbao es la ciudad de los ojos grises, de
unos preciosos e inolvidables ojos grises.
martes, 23 de enero de 2018
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2 comentarios:
Y tan bonitos ojos grises, que no tristes ;)
Me quedo con todo eso, como un paseo por RAmpas de Uribitarte, una subida a pie a Artxanda para contemplar el Botxo, un callejeo por el CAsco Viejo y sus siete calles, una buena compra de marisco en el MErcado de la Ribera, pero por supuesto, me quedo con sus cielos, sus pintxo-potes, las ferias del libro y la compañía.
Precioso Texto, Félix.
P.D.: Bueeeno, y el pintxo moruno del Iruña, entre vinos y risas.
BEsotes.
Para los que somos de Bilbao (yo soy de Getxo, pero casi, casi) y vivimos lejos, nos acabas de acercar a casa. Gracias. Leyendo vivo mil vidas.
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