En otras circunstancias estaría desolado. Claro que aún no he asimilado si lo estoy. Sabía que los ratones pueden colarse por cualquier hueco y llegar a los sitios más protegidos. Lo que ignoraba es que los negativos son un manjar para ellos.
Ahora ya lo sé, aunque es tarde. Acabo de descubrir que han devorado mi trabajos fotográficos en blanco y negro de veinte años. Algunos encargados en laboratorios profesionales, si bien casi todos los revelé yo mismo en mi cuarto oscuro.
Pensaré si intentaré salvar algo, con el riesgo emocional que ello conllevaría de ir viendo cada pérdida o si directamente tiraré la caja sin buscar nada en ella.
Siempre planeaba que debía seleccionar las mejores fotos para exponerlas o publicarlas en un libro. También dudaba sobre su destino el día que yo faltara. Ahora tengo un vacío extraño de explicar, pero una preocupación menos.
1 comentario:
Qué lástima, por la parte emocional. Y por la práctica, un gustazo. Eso que te ahorras.
Besos.
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