Perdonen si evidencio públicamente mi desconocimiento sobre ciertos temas. Miren que no me tengo por ingenuo, pero cada día me sorprendo con alguna tontería generada por el sistema en el que vivimos. Por fortuna, aún no me resbalan algunas cosas y me caldeo con ellas. Y eso que trato de ser comprensivo. Sin embargo, creo que nuestra sociedad en algún momento de la historia perdió los papeles: los económicos, los políticos, los morales, los culturales… y no hay narices de recuperarlos.
Lo peor es que no parece haber marcha atrás, pero me recreo imaginando el regreso a ese punto de la historia en el que todo este tinglado se nos fue de las manos. ¿Que cuál es ese momento? Cada uno es libre de pensar lo que quiera. Algún pesimista se retrotraería a la aceptación de la manzana por parte de Adán.
Pero disculpen porque percibo que la divagación se me está echando encima, como una borrasca a la que se la ve venir y, no obstante, permitimos que nos moje.
El hecho es que si hace un mes les hablé de la aparición de un Velázquez, ahora le toca el turno a un Da Vinci. Se trata del retrato de una joven de la época. Durante décadas ha estado circulando en la creencia de que era una pintura del siglo XIX, y en las dos últimas transacciones se vendió por 12.000 euros.
Pero hete aquí que su nuevo y avispado dueño ha encontrado una huella dactilar que dice corresponder a Leonardo Da Vinci. Si eso resultase cierto, el cuadrito en cuestión podría alcanzar un valor de 100 millones de euros. Toma del frasco.
Este cuadro valía 12.000 euros, pero como es de Leonardo ahora vale 100 millones (que sí, que sé que ya lo he dicho). Y que conste que el cuadro es el mismo.
Esta noticia me hace reflexionar sobre las obras artísticas. ¿Qué se valora en ellas? Se me hace muy triste rendirme ante la evidencia y reconocer que la mayoría de las veces prime la autoría sobre la calidad. Eso sí, me consuela el hecho de al menos Leonardo fuese un genio.
P.D. Quiero felicitar a Ángeles Caso por el Planeta. Ella fue una de las escritoras que me dedicó el libro a beneficio de la Fundación Numen, por lo que al igual que al resto de firmantes, le reitero mi agradecimiento. Que disfrute de su premio.
Lo peor es que no parece haber marcha atrás, pero me recreo imaginando el regreso a ese punto de la historia en el que todo este tinglado se nos fue de las manos. ¿Que cuál es ese momento? Cada uno es libre de pensar lo que quiera. Algún pesimista se retrotraería a la aceptación de la manzana por parte de Adán.
Pero disculpen porque percibo que la divagación se me está echando encima, como una borrasca a la que se la ve venir y, no obstante, permitimos que nos moje.
El hecho es que si hace un mes les hablé de la aparición de un Velázquez, ahora le toca el turno a un Da Vinci. Se trata del retrato de una joven de la época. Durante décadas ha estado circulando en la creencia de que era una pintura del siglo XIX, y en las dos últimas transacciones se vendió por 12.000 euros.
Pero hete aquí que su nuevo y avispado dueño ha encontrado una huella dactilar que dice corresponder a Leonardo Da Vinci. Si eso resultase cierto, el cuadrito en cuestión podría alcanzar un valor de 100 millones de euros. Toma del frasco.
Este cuadro valía 12.000 euros, pero como es de Leonardo ahora vale 100 millones (que sí, que sé que ya lo he dicho). Y que conste que el cuadro es el mismo.
Esta noticia me hace reflexionar sobre las obras artísticas. ¿Qué se valora en ellas? Se me hace muy triste rendirme ante la evidencia y reconocer que la mayoría de las veces prime la autoría sobre la calidad. Eso sí, me consuela el hecho de al menos Leonardo fuese un genio.
P.D. Quiero felicitar a Ángeles Caso por el Planeta. Ella fue una de las escritoras que me dedicó el libro a beneficio de la Fundación Numen, por lo que al igual que al resto de firmantes, le reitero mi agradecimiento. Que disfrute de su premio.
5 comentarios:
No creo que estulticia sea la palabra más adecuada, de no ser que los estultos sean (o seamos) quienes adjudican el valor a las cosas en función de lo que se les cuente. A quien es capaz de multiplicar por casi diez mil veces su precio, que no valor, en función de una huella dactilar yo diría que es ladino, sagaz, astuto o cualquier término sinónimo que le identifique como hábil gestor de sus propios bienes. Porque el retrato seguirá siendo el mismo, pero el patrimonio de su dueño... no.
Cordialmente,
Félix
Querido tocayo: si lees bien, ya indiqué que el dueño era avispado.
Estupidez es la que genera esta sociedad y la de quienes pagan desmesuradamente por las cosas, ya sea un cuadro de Picasso o un piso en la Castellana.
Un abrazo.
"... un cuadro de Picasso o un piso en la Castellana..." o cosas mucho más de andar por casa Félix, como cualquier prenda de ropa, un perfume, unas gafas de sol, etc.... En todas estas cosas pagamos la marca, el sello, la autoría en vez de la calidad. Es la vida de hoy, aunque muchos nos resignemos a subir a ese tren.
Que tengas buen día y disfrutes de las lluvias que nos visitan desde ayer tanto como yo.
:-]
Estimado Félix G.:
Como no dispongo de tu teléfono, no he encontrado mejor ni más literaria manera de agradecerte el obsequio de tu libro. El primero, ya te lo comenté indirectamente, me hizo disfrutar.
Un abrazo
Julio Ariza
Pues sí, anónimo. Es consecuencia de la sociedad consumista que hemos creado. (A ver dónde nos lleva todo esto).
Y ¡Sí! ¡Por fin, llueve y hace fresquto en Sevilla!
El agradecido soy yo, Julio, por haberte interesado por mí. Espero que también lo pases bien con "Muerte dulce". Por cierto, mi correo es info@fernandodezuniga.com
Un afectuoso saludo
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