El tener que intervenir en el reportaje que acaba de emitir Tesis en Canal Sur titulado Novela histórica, género en alza (pueden verlo en este enlace) me ha obligado a entrar en algunas reflexiones. Por cierto, me ha resultado muy gratificante compartir minutos televisivos con José Calvo Poyato, ya que he leído varias de sus obras como historiador para documentarme.
Ciertamente, me cuesta creer que aún haya alguien que denoste una novela por el mero de hecho de que se desarrolle en una época distinta a la actual. A mí, con sinceridad, nadie me lo ha dicho a la cara.
Y si lo hay, supongo que es el mismo que venera una obra sólo porque la haya escrito un autor de los llamados “de culto”, sin analizar que su prosa sea rancia o que para poder acabarla haya que saltarse párrafos que aburren a las ovejas. Uno de esos autores que se creen que los escritores de novela histórica contratan a negros de poca monta para que les averigüe un dato que, según ellos, no interesan a nadie.
Ya he dicho alguna vez que ni yo, ni la mayoría de escritores etiquetados como de novela negra o de novela histórica, decidimos que vamos a escribir una novela de un género o de otro. Simplemente nos viene una historia y sucede que su trama te obliga a situarla en una época determinada o a resolver un asesinato. Si la creación de la imagen de El Cachorro es la que me inspiró La sangre de los crucificados, no tuve más remedio que viajar hasta 1682 para escribirla.
Antes que escritor, soy lector. De los que siempre han elegido lo que leer. De los que no se han dejado llevar por corrientes ni por opiniones “culturetas” (quizás algún día profundice sobre esta especie). De los que se han enfrentado a un libro con el ánimo esperanzado de una buena lectura. Es cierto que, una vez que damos el salto y dejamos de ser lectores para convertirnos también en escritores, perdemos la inocencia como lectores. Sin embargo, cuando abordo la primera página de una novela lo hago con ilusión renovada y deseo que su lectura me satisfaga. Máxime si la ha escrito un amigo.
Y me resisto a creer que haya autores que no relatarían una buena historia que se desarrollara en el siglo XIX sólo porque peligraría su candidatura al Premio Nobel. Si fuera así, ellos se lo pierden.
2 comentarios:
No sólo los críticos denostan este género, sino que los propios historiadores abominan del mismo. Un conocido profesor de Hª de la Complutense escribía un artículo casi pidiendo «perdón» por haberse decidido a escribir una... Lo que sí que es difícil, Félix, es encontrar a escritores que sean tan meticulosos como para evitar anacronismos y que busquen ambientar sus tramas de la forma más fiel posible... eso no siempre supone escribir textos soporíferos. Ahí está el arte del escritor de este género: aunar trama, historia y placer en la lectura. Por último, no puedo evitar diferenciar lo que es novela histórica -género que muchos se apropian de forma indebida- y novela de ambientación histórica, que es la gran mayoría de los que presumen del primero. Ojalá todos se documetnaran la mitad que tú para tus novelas!
Besos miles
De acuerdo totalmente Felix, la trama es la que nos obliga(perdon, os obliga) a situar la acción en un tiempo, en una epoca concreta y ahi es donde está el trabajo del escritor, la trama tan solo es obra de las musas que os inspiran.
Creo que el género de una novela os elige, no lo elegis vosotros.
Se que no te conformaras con tratar un solo género de novela, estoy segura que te arriesgaras a más.
Saludos cordiales y mucha suerte en todo lo que escribas.
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