lunes, 30 de abril de 2012

Ricardo Sanz

Me hizo mucha ilusión ver aparecer a mi amigo Ricardo Sanz en el salón de actos de la Euskal Etxea de Madrid. A pesar de sus múltiples compromisos, se acordó de la presentación de mi novela y se acercó para acompañarme. 
Al margen de la simpatía que Ricardo me despierta por su carácter afable y sencillo, creo que es uno de los retratistas más relevantes de este país. Lo bueno de realizar tamaña afirmación es que no tengo que justificarla. Basta con mostrar algunos de sus cuadros, que he elegido casi al azar.
De ellos me asombra su composición y su dominio de la luz y del color. Veo en sus obras a Velázquez y veo a Sorolla, pero a su vez percibo en ellas cierto aire renovador. A su técnica hay que añadir la sensibilidad y la exquisitez con que pinta. Es lógico que los Príncipes de Asturias le eligieran para realizar su primer retrato oficial.
No me digan que la contemplación de cualquiera de sus cuadros no solaza el espíritu. 

P.D. Si quieren saber más de Ricardo pueden echarle un vistazo a su página web ricardosanz.com

martes, 24 de abril de 2012

La tacita gris

Transcribo el artículo publicado en El Correo del lunes 23 de abril por Jon Uriarte en su magnífica sección Bilbaínos con diptongo:

Bilbao fue "La tacita de plata". Como lo leen. Con permiso de Cádiz, la capital de Bizkaia también lució ese sobrenombre. Lo desconocía. Pero una novela me lo ha descubierto. "La ciudad de los ojos grises". En ella podemos recorrer el Bilbao de finales del XIX y comienzos del XX y ser testigos de la revolución industrial, la llegada de la España inmigrante, el nacimiento del socialismo y el nacionalismo, la creación de sociedades como el Athletic o el Sitio, la expansión hacia el Ensanche y las riberas de la ría y el descubrimeinto de que también tuvimos una Belle Époque. De eso trata la nueva obra de Félix G. Modroño. Su protagonista es Bilbao. Le acompañan un paisano que regresa de París, una misteriosa mujer, un extraño crimen y un puñado de secretos. Pero hay más. En ella descubrirán rincones olvidados de nuestra tierra. El Tilo del Arenal, el Café Boulevard, el restaurante Amparo, la Misericordia, San Nicolás, el Arriaga tras el incendio, el cementerio de los ingleses... Están todos. Incluso un incipiente Puente Colgante que crece mientras contempla, sobre la ría, el cambio de siglo. También hay mucho de intrahistoria y de carácter. La escena en la que los dos hermanos se saludan con sobriedad, tras largo tiempo sin verse, es todo un retrato costumbrista. Como nuestro intransferible concepto de cuadrilla o la singular liturgia en el beber y el comer. De alguna manera, supone repasar un capítulo del gran álbum de Bilbao. Y no es uno cualquiera.
Félix tiene su campo base en Sevilla, pero su cordada sigue puesta en Bilbao. Clásico emigrante bilbaíno. Nunca te vas del todo. La semana pasada presentó su novela, con Iñaki Azkuna como maestro de ceremonias, en la Sociedad Bilbaína. Días antes lo había hecho en Madrid ante una concurrencia que ocupó los asientos de la Euskal Etxea. Algunos, madrileños. Pero la mayoría eran gentes que viven y trabajan en el viejo foro convencidos de que están de paso, aunque sea para siempre. En esta ocasión, fue un servidor quien colaboró en la presentación. Y pude comprobar cómo los presentes afinaban el oído ante el descubrimiento de que nuestra villa tuvo tal denominación. Pero es cierta. Bien lo sabe el alcalde de Bilbao. En su discurso del bicentenario de Juan Crisóstomo Arriaga arrancó diciendo: "Fue bilbaíno del Bilbao de entonces, de la tacita de plata como le llamaban los castizos". El origen del mote se me escapa. Quizás responda a, como apunta Félix, la forma de los mapas del siglo XIX. Y puede que explique muchas cosas. Les contaré algo. Siendo niño y mal comedor -quién me ha visto y quién me ve-, me animaban a beber la taza de leche hasta un punto. Allá donde aparecía dibujado un pato. Así, tras los "no puedo, un poquito más, estoy lleno, venga que luego hay premio...", acababa descubriendo el ánade entre gritos de alegría. Ahora sucede algo similar cuando llego a Bilbao, taza gris de mis rincones, sabores y gentes. Solo que, en este caso, quiero bebérmela entera. Y no soy el único. En Madrid vi muchos ojos grises. Los mismos que luce el cielo del Botxo cuando te mira. También se tornan grisáceos los ojos de quien nos descubre. De hecho, en aquella sala escuché promesas de visita, piropos encendidos y preguntas limpias de polvo y sospecha. Tenían interés por conocernos, más allá del Guggenheim. Solo por eso merece aplauso. Siento un profundo respeto por todo paisano o paisana que tiene un par, amén de un aseado verbo, para enmarcar sus relatos en nuestra tierra.
Hoy es el día internacional del libro. Si tienen ocasión, pásense por los puestos de la calle Berastegui y encontrarán joyas literarias. Pero, si quieren algo más, háganse con uno de esos libros que eligieron Bilbao para depositar su tinta. Hay un buen puñado de títulos. Y merecen la pena. En esas páginas estamos todos. Solo tienen que buscar las suyas. Si un niño encontró su pato en una taza de leche, usted puede encontrar su libro en una tacita de plata. En Bilbao, la ciudad de los ojos grises.



lunes, 2 de abril de 2012

Las presentaciones de La ciudad de los ojos grises

Este es el coqueto salón de actos de la Casa Consistorial de Villalpando. Como verán, es una nave de una antigua iglesia románica. Un precioso lugar para casarse... o para presentar un libro.
Lo de celebrar una presentación de un libro un Sábado Santo en Villalpando ha pasado de ser tradición a costumbre. De hecho, será la tercera vez -como autor- que yo lo haga.
Después, viajaré por otros lugares tratando de llevar de la mano La ciudad de los ojos grises hasta que comience a caminar sola.
En mi periplo, estarán conmigo periodistas, blogeros, escritores, regidores, lectores... todos ellos unidos por su pasión por la cultura en general y por la lectura en particular. Por eso, he intentado que estén todos representados.
Aquí les dejo el calendario de presentaciones y firmas por si les encaja acompañarme en alguna.
7 abril VILLALPANDO
19:00 h.
Presentación en el Ayuntamiento (Plaza Mayor s/n)
Intervendrán Fernando Cartón y Luciano López Gutiérrez
9 abril SEVILLA
20:30 h.
Presentación en la Fundación Cruzcampo (Avda. Andalucía nº 1)
Intervendrá Manuel Pedraz
10 abril MÁLAGA
19:30 h.
Presentación en Casa del Libro (C/ Nueva nº5)
Intervendrá Gabriella Campbell
11 abril GRANADA
19:30 h.
Presentación en Librería Picasso (C/ Obispo Hurtado nº5)
Intervendrá Javier Barrera
12 abril MADRID
19:30 h.
Presentación en la Euskal Etxea (C/ Jovellanos nº 3)
Intervendrá Jon Uriarte
•13 abril SALAMANCA
20:00 h.
Presentación en la Sala de la Palabra (Teatro Liceo)
Intervendrán Alfonso F. Mañueco
y Félix Torres
•14 abril BARAKALDO
19:00 h.
Firma de libros en la Feria del Libro
17 abril BILBAO
19:30 horas
Presentación en la Sociedad Bilbaína (C/ Navarra nº 1)
Intervendrán Iñaki Azkuna y César Coca
18 abril ZARAGOZA
19:30 horas
Presentación en Librería Cálamo (Plaza San Francisco nº4)
Intervendrán Maricruz Soriano y Antón Castro
19 abril VALENCIA
19:30 horas
Presentación en Librería Leo (Rinconada de Federico García Sanchiz nº1)
Intervendrán Anika Lillo y Marta Querol
21 abril BARCELONA
13:30 horas
Celebración del Pre-Sant Jordi en Librería Negra y Criminal (C/ de la Sal nº5)
23 abril BILBAO
Firma de libros en las casetas de la calle Berástegui

domingo, 1 de abril de 2012

Un tilo de novela

Tal día como hoy, hace 64 años, un vendaval derribó un árbol centenario muy querido por los bilbaínos: el tilo del Arenal.
Según dicen, el tilo ejercía una fuerza telúrica entre los habitantes de la ciudad. Antonio Trueba, Zuloaga, Ortega y Gasset o Ramiro de Maeztu recibieron su influencia.
Quizás este árbol desprendiera un halo poético que contagiaba a quienes se sentaban bajo su ramaje. Cuentan que el tilo hablaba directamente al corazón de sus visitantes. No es de extrañar, por tanto, que fuera el mismo tilo el que le dictara a Unamuno los versos que le escribió a su esposa Concha Lizárraga, allá por 1910:

¿Te acuerdas? Fue en mañana del otoño
dulce de nuestra tierra, tan tranquilo,
en que esparce sus hojas aquel tilo
que sabes; eras tú verde retoño
con las trenzas no presas aun en moño
cuando pasando junto a mí yo el filo
no resistí de tu mirar y asilo
corrí á buscar al corazón bisoño
en el cercano templo. De tus labios
fluía gota a gota una sonrisa
muda y clara, cual de alma sin resabios
de amor pero que está al amor sumisa;
desde entonces tus ojos astrolabios
son de mi viaje que en cielo frisa

Ahora ya conocen a otro de los personajes de La ciudad de los ojos grises.