19 de
noviembre de 2013. Podría ser un día como otro cualquiera, pero no lo es. Han
pasado más de cinco años desde que me abrí este blog y precisamente hoy he
decidido escribir esta última entrada, después de 333 anteriores. No deja de
resultarme curioso porque nací un día 3.
Reconozco
que no he sido un bloguero muy disciplinado y, sin embargo, he sido
multidisciplinar. En este blog han ido apareciendo fotografías a las que tenía
un cariño especial, pequeñas reflexiones cotidianas, comentarios sobre mis
novelas e incluso algún que otro retazo de mi intimidad.
Hoy quiero
agradecer su paciencia y su fidelidad a todos aquellos que me han seguido.
Espero que continúen leyéndome a través de mis novelas.
Aquí
cada vez me cuesta más contar historias en esas fotografías que he ido mostrándoles.
Se quedan muchas en el cajón. La que no quería que se quedara es esta con la
que concluye la andadura de este blog. Ana entonces era muy pequeña y estaba
recién levantada mientas la luz de la mañana iluminaba su rostro. Pero el
detalle de la foto que más me gusta es el de verme reflejado en sus ojos.
Hoy
cumple 18 de años y aunque legalmente ya es mayor de edad, para su padre
siempre seguirá siendo una niña.