viernes, 26 de octubre de 2012

Retrato del Guggenheim

Quien pasea por este espacio, aunque sea de vez en cuando, sabe de mi predilección por los retratos en blanco y negro. Hoy no me resisto a compartir con ustedes este retrato del nuevo símbolo de Bilbao, abanderado de la espectacular transformación de la ciudad. 
Y es que no solo las personas pueden ser retratadas.

domingo, 21 de octubre de 2012

Tolerancia

Hoy se celebran las primeras elecciones vascas en paz. Dada la peculiar pluralidad política de Euskadi, condicionada por las genuinas circunstancias sociales y económicas del último siglo y medio, a uno casi que le da igual el resultado de las urnas, con tal de que tras la paz reine la tolerancia.

sábado, 20 de octubre de 2012

La salud de la novela negra en español

En los últimos días vuelve la novela negra a los medios a raíz de la concesión del Premio Planeta a Lorenzo Silva y del Pepe Carvalho a Maj Sjöwall. Un español y una sueca. Y vuelvo a leer reflexiones sobre las diferencias entre la novela negra sueca y la novela negra española y el por qué los suecos venden más en España que los españoles. 
Una de estas reflexiones viene de uno de los libreros que más saben de esto, que considera que los suecos hacen mejor novela negra que los españoles, entre otras cosas, porque sus escritores están más formados en el género ya que han leído más novela negra. Y que la calidad media de la novela negra en español deja bastante que desear.
Llegados a este punto, y bien que lo siento, discrepo de esta opinión. Y si me preguntaran: vale, entonces... ¿por qué en España se lee más a los suecos que a los españoles? Les diría que echen un vistazo a este país donde todo lo de fuera es mejor que lo nuestro. Así nos va.

P.D. La foto corresponde a la firma conjunta organizada antes del día de Sant Jordi por la librería Negra y Criminal. Me flanquean José Sanclemente y Raúl Argemí. 
Por cierto, hoy en su trabajado blog Un lector indiscreto, Francisco J. Portela ha publicado una entrada muy interesante sobre La novela negra en España. 

jueves, 18 de octubre de 2012

sábado, 13 de octubre de 2012

Paco Durrio y Paul Gauguin

Autorretrato
Si Paco Durrio levantara la cabeza para ver la exposición organizada por el Museo Thyssen de Madrid en homenaje a Gauguin, no sé si se partiría de risa o volvería a morirse, esta vez de pena. Y no es que esté mal la muestra, pero a pesar del esfuerzo de los organizadores, a muy juicio, aunque representativa, es muy escasa.
 Ta Matete
También es verdad que quizás no sea muy objetivo, ya que acudí al Thyssen el miércoles por la tarde, después de un palizón de día con madrugón, viaje y reunión incluidos. Además, mis expectativas eran mayores ya que confiaba en ver algunos de los cuadros de Gauguin que el protagonista de La ciudad de los ojos grises admira en la casa de Paco Durrio en París, como cualquiera de los tres que están más abajo.
 Retrato de su madre
El escultor Paco Durrio mantuvo una estrecha relación de amistad con Paul Gauguin hasta el punto de que este le confió muchos de sus cuadros antes de partir hacia Tahití, e incluso le envió otros desde su paraíso de la Polinesia.  
 El hechicero de Hiva Oa
Durrio custodió fielmente su obra en su casa, realizando algunas muestras como la Exposición Internacional de Arte de Bilbao en 1919 donde llevó 21 cuadros o la retrospectiva que organiza en París en 1926, siendo su colección de 14 telas, 19 grabados, 17 dibujos y 31 acuarelas, además de algunas litografías, maderas y gouaches. 
Cristo amarillo
Acuciado por la enfermedad y por una pobreza extrema, ofreció su colección al Museo de Bellas Artes de Bilbao, que la rechazó. Fue una pena porque Durrio tuvo que malvender cuadro a cuadro (algunos adquiridos por un millonario japonés), encontrándose ahora desperdigados por colecciones privadas y museos de todo el mundo.
Paco Durrio murió poco después (1940) en el hospital de Saint Antoine, totalmente arruinado. Meses antes había ofrecido al Museo de Bellas Artes un cuadro de Darío Regoyos por el que había solicitado 2.500 pesetas. El Museo le regateó, ofreciéndole solo 1.500 pesetas, las cuales llegaron mediante un cheque a París un mes después de su muerte. 

jueves, 11 de octubre de 2012

Muelle de hierro

Los portugalujos estamos de enhorabuena. Hoy, nuestro muelle de hierro ha sido declarado Bien de Interés Cultural. 
Cada vez que oigo hablar de él, me resulta inevitable acordarme del momento en que escribí la escena de mi novela La ciudad de los ojos grises en la que Alfredo lo recorre bajo un cielo gris a solas con sus recuerdos.

lunes, 8 de octubre de 2012

Niebla en Salobreña

Cada vez que salgo de casa más de un día, suelo llevar mi cámara de fotos. Por eso, me dio mucha rabia cuando un fin de semana de este verano, la niebla cayó sobre Salobreña y me pilló con mi cámara en Sevilla. El castillo situado en lo alto del pueblo parecía una isla en un precioso mar de neblina.
Posiblemente, esta sea la foto con menos calidad de cuantas he publicado, pero es lo máximo que pude obtener de mi teléfono móvil. 

domingo, 7 de octubre de 2012

La araña del Guggenheim

 "Mamá", la escultura de diez metros de altura de la artista Louise Bourgeois, ya forma parte del moderno paisaje de Bilbao.

sábado, 6 de octubre de 2012

Los cantautores, mis maestros

Hay tipos que aunque se les tiene por grandes artistas, creo que no son suficientemente reconocidos como escritores. En concreto me refiero a una generación de cantautores en español como Luis Eduardo Aute, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina... Todos ellos han constituido una parte fundamental de mi vida, desde mi adolescencia. Les sigo desde hace treinta años. Sus discos de vinilo o casetes fueron los primeros que compré y me sé muchas... muchísimas de sus canciones de memoria.
Sus letras están plagadas de sentimientos y de bellísimas metáforas. Por eso creo que, de alguna manera, ellos han influido decisivamente en mi forma de escribir.
Hace unos días Serrat y Sabina dieron un mágico concierto en Sevilla con tan buena fortuna que pude presenciarlo desde la primera fila. Siempre fui un fan de primera fila en sentido figurado y la otra noche pude serlo, no solo en alma, sino también en cuerpo. Fue una delicia comprobar cómo se intercambiaban sus canciones, escuchar sus voces cansadas pero con la misma emotividad de la primera vez.
Por eso, aunque quizás sea una tontería, he querido escribir el pequeño texto que les acompaño, con retazos de sus letras, como homenaje a quienes considero mis maestros.

Algunas madrugadas me desvelo con la sensación de que las musas han pasao de mí. Tenía una habitación con vistas a tu piel y ahora sin ti, mi cama es ancha. No puedo cantar ni quiero y me enfado con las sombras que pueblan los pasillos mientras detrás de los cristales llueve.
No hay extensión más grande que mi herida, no abro los cajones por no encontrar recuerdos porque los recuerdos suelen contarte mentiras. Así estoy yo sin ti, evocando noches de rabia y juventud, empapadas en un blues. Cuando nos decíamos palabras de amor, sencillas y tiernas, cuando aprendimos el rito de acariciar prendiendo el fuego, cuando preferíamos besar a reñir y un buen polvo a un rapapolvo, cuando hacíamos juegos de manos a la sombra de un cine de verano, cuando mañana era nunca y nunca llegaba pasado mañana, cuando tenías aún esa forma de hacerme daño. Me duelen tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida…  porque la quería.
Me digo: deja ya de tejer sueños en tu mente. Pero por las arrugas de mi voz siento la necesidad de escribirte una balada de otoño. Y es que tu nombre me lleva atado como llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya.  Mientras tus pies bailan un tango con mi pasado te susurro: el viento y los robles se saben tu nombre, quédate a dormir, eres la mujer que yo quiero.
Pero una noche su dedo en mi espalda dibujó un corazón. Estaba solo cuando al día siguiente el sol me desveló. Y ahora quién sabe por dónde andará, me dejó el corazón en los huesos, la miel en los labios y escarcha en el pelo.
¿Quién hará mi trabajo debajo de tu falda?
Me digo: hoy puede ser un gran día, que hay mujeres consuelo, mujeres fatal, que de vez en cuando la vida nos besa en la boca y siento más corazones que arenas en mi pecho.
Pero cuando los piratas son hombres enamorados intentan tutearse con las nubes, especialmente en abril y anhelan un beso, al fin, allá donde se cruzan los caminos. Uno sueña que el destino guarda los besos del ayer y los vuelve a poner en tu boca… Desconsolados van los devotos de San Antonio pidiendo besos.
-Y sin embargo, un rato al día, ya ves, te engañaría con cualquiera –te confesé.
-¿Lo has hecho ya? –quisiste saber.
-Con la Magdalena. Pero es que hasta el hijo de un Dios, una vez que la vio, se fue con ella.
-Eso sí que no, me iré despacio un amanecer.
-Cómo explicar, que me vuelvo vulgar, al bajarme de cada escenario.
Y te fuiste para siempre.
Tus recuerdos son cada día más dulces. Los guardo en un cajón donde guardo el corazón. Y aunque a las misas de réquiem nunca fui aficionado, sé que se me acaba el tiempo de pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar.
En mi viejo tocadiscos, Sabina y Serrat cantan: amores que matan nunca mueren y hacen que lloremos cuando nadie nos ve.