jueves, 11 de marzo de 2010

Lugares propios

Aunque no lo parezaca, este pajarito sabe leer. Lo que ocurre es que doscientos metros más allá, la cosa estaba bastante concurrida y decidió aislarse un rato.


No sé si la mayoría de los humanos tienen el mismo deseo que el pajarito. Supongo que sí, si bien no todo el mundo tiene la oportunidad de hacerlo. A veces, la gran ciudad nos devora con su rutina y ni se nos ocurre que existe una posibilidad de escapar de ella.

Algún día de invierno, cada año, suelo conducir hasta una llanura zamorana salpicada de palomares, algunos derruidos. Y en medio de esa llanura, se extienden unos humedales dignos de ser visitados: las Lagunas de Villafáfila. Es un lugar de referencia para cualquier aficionado a la ornitología. Durante diciembre y enero se congregan casi veinte mil gansos que en estos días regresan al norte de Europa, dejando el sitio a las aves africanas.

No es que yo disfrute especialmente por los pajaritos, pero la belleza y la soledad de los parajes me invita a frecuentarlos. Muy cerca de Villafáfila, hay un pueblo abandonado en el que uno puede vaciar la mente, perder la vista en el horizonte y sentir que el silencio le invade. Ese pueblo se llama Otero de Sariegos y, hasta ahora, tenía la sensación de que me pertenecía. A partir de hoy, lo comparto con ustedes.


2 comentarios:

MADOLOK dijo...

Me ha alegrado saber que tú seras uno de los presentadores del libro de Varo, pues sé que a él le hacia mucha ilusión que asi fuera,aunque no estaba muy seguro de que pudieras.
No puede contar con mejor aliado, otro escritor y además amigo, que más se puede pedir.
Saludos.

Félix G. Modroño dijo...

Hola, Madolok. Como entenderás, no podía negarme.
Un cordial saludo.