
El caso es que en plena crisis, a través de mi editorial, me llegó la reseña de La sangre de los crucificados escrita en un suplemento literario por un tipo de Murcia (de Molina de Segura, para más señas). Comenzaba diciendo: Toquen las campanas (y toquen bien fuerte), porque tenemos novelista... Enfrascado en la soledad del escritor, aquella reseña me insufló el ánimo suficiente para concluir Muerte dulce. Así que ya entenderán por qué me considero en deuda con el autor de aquella amable crítica, un tal Rubén Castillo.
Ahora, Ediciones Baladí le acaba de publicar su novela Las hogueras fosfóricas (sugerente título y contundente cubierta), en la que cuenta la historia de un hombre y una mujer que se encuentran en un chat erótico.
Así que ya saben cuál será mi lectura de este fin de semana.
Desde aquí, quiero enviarle mi más sincera enhorabuena a Rubén por su obra, a la espera de poder darle un fuerte abrazo el día que pueda conocerle en persona.
¡Suerte, amigo!
P.D. Mañana sábado, andaré de 19:30 a 20:30 por los alrededores de la caseta n º14 en la Feria del Libro de Sevilla.
6 comentarios:
Por desgracia no he podido pasar a verte... y conocerte. Mi obligaciones de 5 tardes a la semana me lo han impedido. Espero -paciente- a que llegue otra ocasión y deseo que te hayan visitado muchos lectores deseando una firma y dedicatoria tuya. Un abrazo y besos miles
Habrá más oportunidades, Lola.
Un cordial saludo.
Creo que me voy a animar a leer la novela de Rubén Castillo...
Saludos!! ; )
Espero que te guste, Alma. Y luego, te recomiendo En la luz inmóvil, de Ramón Pernas.Un cordial saludo.
¿Os gustó la novela? ¿La recomendáis?
Excitante, profunda e imprevisible.
Absolutamente recomendable.
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