sábado, 13 de noviembre de 2010

Críticas y diacríticas

Últimamente las aguas literarias andan un poco revueltas por culpa de la Nueva Ortografía de la Real Academia de la Lengua Española. Algunos escritores incluso están dispuestos a quemar contenedores para defender la ortografía que aprendieron en el colegio.
La ll y la ch desaparecen de nuestro alfabeto; además, la letra y cambia la túnica griega por el estilo hippie (mejor dicho hippy), ya que se llamará ye.
Lo de las tildes diacríticas es otra historia. Ya saben, ésas (perdón, quise decir esas) que se usan para distinguir una palabra de otra. Recuerdo que de niño tuve un pequeño calvario con lo de solo y sólo. Ahora, ni los pronombres posesivos ni el adverbio solo llevan tilde. Tampoco los monosílabos rio, guio o guion. Así que en un diálogo podremos escribir:
-¿Qué quieres?
-Solo café solo –rio.

Sé que a los que escribimos con frecuencia nos costará adoptar estas medidas, pero es lo que hay. Personalmente, ni las censuro ni las defiendo. Sí que me gustaría que la RAE se mojara más y no siguiera permitiendo (como así será) la tilde para quien quiera hacerlo. O café o té para todos. Y hablando de té. Tampoco entiendo porque no se establece un criterio uniforme para todos los casos. Sigue existiendo la tilde para la bebida, por ejemplo. Quizás para que no sea lo mismo tomar té que tomarte, sobre todo si es Charlize Theron la que te pregunta lo que quieres.
Creo que la ortografía debe evolucionar y que doctores tiene la iglesia. Por mi parte, las acato, quizás para no parecer trasnochado. Hemos de recordar que hace cien años, se tildaban siempre las proposiciones a y o (¿Vamos á Bilbao ó á Donostia?) y hoy eso nos suena a antiguo.
Otro día quizás hable de las minúsculas y la falta de criterio uniforme para determinar si escribimos San Fernando o san Fernando, por ejemplo. Pero ya que estoy, una de las faltas que más me revientan es la de leer los meses del año con mayúscula, falta a la que están adheridas la mayoría de las notarías y entidades bancarias de este país (¿han visto alguna escritura en la que se ponga el mes con minúscula?).
En fin, una última objeción a la RAE: lo de quitar la tilde a la letra o cuando va entre números, sí que puede llevarnos a equívocos serios como a uno que relato en la novela que me traigo entre manos. Y hablando de novela, me voy a corregir los doscientos folios que llevo, para cargarme un montón de tildes.

5 comentarios:

Lola Montalvo dijo...

Supongo que las normas del lenguaje deben evolucionar y que sería un error dejarlas estancadas. Pero no veo el motivo que justifica estos cambios que comentas y en los que no estoy de acuerdo... Está claro que nosotros no decidimos y que, por lo menos, mi opinión les trae sin cuidado. Besos miles

Félix dijo...

Entiendo que se adapte la ortografía, así como el diccionario, a lo que impone el mundo actual facilitando así el que a quienes menos les preocupa esto de escribir correctamente vayan por el mejor de los caminos. Tendré que pedir "solamente un café solo para mí (¿con tilde?) solo"; o, en caso de duda (del camarero) aclarárselo con otra frase explicativa. Así se fomenta el diálogo, cada día más infrecuente.
Creo que, aunque lo acataré, estaba perfectamente como estaba. Otra cosa es lo de la "ye", que no hay por dónde cogerlo.
Cordialmente,
Félix

Armando Rodera dijo...

Entiendo que todo tiene que evolucionar, Félix, pero es que estos cambios me parecen una soberana tontería. Es sólo una opinión, claro, pero yo de momento seguiré a la antigua usanza. Ya me llegará el momento de cambiar...

Por cierto, espero que aguante por allí el tiempo hasta el puente de diciembre, que tenemos intenciones de acercarnos a Sevilla por esas fechas, y la lluvia desluciría un poco la visita.

Un abrazo.

Félix G. Modroño dijo...

Ya, Lola: lo que ocurre es que nos cuesta admitir los cambios y no sabemos delimitar entre la evolución y nuestra reacción. Saludos.

Pues sí, Félix. No es los mismo: "sólo sé que no sé nada" que "solo sé que no se nada". En el segundo caso no sabría nada "únicamente" cuando estuviera solo, así que acompañado sí sé. Un lío... y un abrazo.

Armando, lo que ocurre es que si no evolucionamos (aunque nos pese), les sonaremos a antiguo a las nuevas generaciones. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Yo pienso morir respetando las reglas que me enseñaron en la escuela, diga lo que diga la Academia o el sursum corda.