
Si bien yo soy vasco, ese lugar para mí se llama Villalpando. Villalpando es un pueblo, de la provincia de Zamora, forjado por la historia. Ahora es pequeño, pero aún guarda monumentos de sus tiempos pretéritos de esplendor. Sus fiestas cuentan con una larga tradición taurina.
Yo no soy especialmente aficionado a los toros; sin embargo, antes corría en los encierros. Ya las facultades no son las mismas y uno empieza a ser consciente de sus limitaciones. Aún así, de vez en cuando me juego el tipo por una foto. Sé que es una estupidez. No creo que sea por la foto en sí sino por autoconvencerme de mi valentía y de que mi juventud no ha muerto del todo. Lo dicho: una estupidez.
1 comentario:
Hoy te he descubierto,soy villalpandina por padres y corazón,suiza de nacimiento,benaventana de estudiante y trabajadora catalana desde hace 19 años.Razón te sobra al decir que afortunados somos los pueblerinos de escapada,yo la realizo unas dos o tres veces al año y entre benavente y villalpando, no hay elección posible.
Me voy a permitir el lujo de añadir una ventaja mas a las tuyas.
Los que hemos vivido el ruralismo castellano tenemos un nexo especial con el pasado proximo,por explicarlo con ejemplo practico,yo voy a casa de mi tia y me caliento con "brasero de cisco" y lo "escarbo" con la "lumbrera" jajjjja y la verdad es que me encanta.
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