viernes, 10 de junio de 2011

Trenes perdidos

Tenía pendiente esta entrada desde que el 19 de mayo acudiera al concierto de Los Secretos en Sevilla. Creo que la primera canción que escuché de ellos fue Déjame en un autobús, camino de aquel campamento de Hoz de Abiada en el verano de 1980. Desde entonces, los he venido siguiendo y he estado al tanto de sus vicisitudes. La más trágica de ellas, la muerte de Enrique Urquijo hace casi doce años; el hombre de la voz rota que le cantaba a la tristeza mejor que nadie.
Cuando se tercia, mi amigo Carras y yo pillamos por banda a mi primo David Modroño (todo un artista) y su guitarra y entonamos nuestro repertorio de canciones de desamor en su buhardilla mientras damos cuenta de alguna que otra botella.
Algunas de esas noches han sido legendarias. Muchas de las melodías de Los Secretos las hemos elevado a la categoría de himnos y, hasta me atrevería a decir, que han marcado momentos de nuestras vidas. Por eso, el otro día disfruté como un niño en el concierto, máxime cuando por esos avatares del destino, tuve la oportunidad de estar en primera fila.
Junto a las viejas canciones, magníficamente interpretadas por Álvaro Urquijo y coreadas por puretas cuarentones vestidos de negro -como si con nuestro atuendo pudiéramos regresar a los viejos tiempos-, Los Secretos anticiparon algunos temas de su nuevo disco.
Por cierto, David, tienes que incorporar Trenes perdidos a tu… a nuestro repertorio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es curioso porque hace unas semanas encontré un video de "Trenes perdidos", y a pesar de la grabación aprecié una canción nostálgica y hermosa.

La mente es un laberinto fascinante. Todos tenemos canciones que nos conectan con un recuerdo inolvidable, con un amor que quizás sigue ahí. Y quien no tiene "un momento, un deseo que nunca ha perdido" o como diría otro poeta y trovador maravilloso "In my secret life"...