miércoles, 1 de abril de 2009

Domingo de Ramos en Sevilla

Cuando algún lugar se encuentra atestado de personas, no hay nada más indicado que decir: hay más gente que en un Domingo de Ramos en Sevilla. Verídico. El Domingo de Ramos es el día grande de Sevilla. El mundo entero se echa a la calle. Los sevillanos se visten de boda –la mayoría estrena traje- para presenciar los pasos en todos y cada uno de los rincones del centro. Siempre me resultó curioso que en muchos bares hubiese un cartel anunciando los días que quedan para el Domingo de Ramos. Su Domingo de Ramos. Ese día se produce una especie de locura colectiva. Miles de nazarenos por todas partes, decenas de miles –perdón, quizás me haya pasado-… centenares de miles de espectadores a la caza y captura de un cristo, una virgen o una cruz… una Cruzcampo por supuesto.
Pero el Domingo de Ramos en Sevilla es además azahar, es la lágrima escondida de un penitente, es la cera derramada, es el reflejo de las velas en las bellísimos rostros de las Vírgenes bajo palio, es la partitura de una trompeta cofrade, es un Cristo agonizante junto a la Giralda, es el coraje de un costalero, es el sufrimiento de un capataz, es un minuto de silencio bajo el arco del Postigo, es una saeta a la Estrella de madrugada, es… un Domingo de Ramos en Sevilla.







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